
1. Trasladar al cliente (aprendiz) que formamos un equipo y, por lo tanto, debemos trabajar en equipo. El cliente necesita fundamentalmente QUERER APRENDER sobre lo que tiene que atravesar para llegar al objetivo. El coach utilizará toda su visión, claridad, capacidad de percepción, determinación y capacidad de contención, para conocer a fondo el tema de trabajo. Planteará una estrategia con las lecciones que la persona necesita aprender para llegar a lo que quiere.
2. Realizar un análisis de los pies. En los pies está la huella de cómo estás apoyando y funcionando en tu cuerpo. Es la guía que indica los sobreesfuerzos, las debilidades, los desequilibrios, los flujos de energía cortados o acelerados. Serán además el termómetro (chivato) de que las lecciones se han asimilado y el cuerpo está recuperando su flujo natural de energía.
3. Plantear y definir un objetivo de trabajo.
4. Escoger la técnica y forma de tacto más adecuada en función del resultado del análisis previo.
5. Dejar que el cuerpo trabaje.
Podemos trabajar en sesiones semanales de forma regular o bien podemos realizar un proceso intensivo, en función de las necesidades y disponibilidad de cada aprendiz.